¿Te piden 10% en Turnitin sin aplicar Filtros?

La obsesión por el 10% en Turnitin: cuando los números nublan el sentido común

¿Sabías que, según un estudio de la Universidad de Cornell, el 40% de las «coincidencias» en humanidades corresponden a títulos de obras clásicas? Para reflexionar, ¿no?

Imaginemos a un chef juzgado no por el sabor de su plato, sino por el porcentaje de ingredientes que coinciden con los de otros recetarios. Absurdo, ¿verdad? Pues así opera la exigencia de menos del 10% en Turnitin de similitud cuando se ignoran los filtros básicos. Un algoritmo no distingue entre plagio y rigurosidad académica, pero quienes diseñan las políticas sí deberían hacerlo.

La paradoja del 10% en Turnitin

En el ámbito universitario, este requisito se ha convertido en una paradoja. Por un lado, se incentiva el uso de fuentes primarias y citas de autoridad; por otro, se penaliza su inclusión en el texto. ¿Acaso un trabajo sobre derecho penal pierde originalidad si incluye el artículo 348 del código vigente, aunque esté entre comillas y referenciado? La respuesta es obvia, pero el software —sin ajustes— lo marcará como «copiado».

Rechazado por tener más de 10% en Turnitin

Desde mi experiencia editorial y como escritor, he visto tesis rechazadas por incluir márgenes de error estándar en ingeniería (por ejemplo, ±3% en mediciones de resistencia) o fórmulas químicas universales como H₂O. Estos elementos, aunque repetidos, son pilares técnicos, no falta de originalidad. Exigir un porcentaje arbitrario sin activar los filtros de exclusión —bibliografía, citas textuales, coincidencias menores— es como censurar un poema por usar palabras del diccionario.

En este vídeo explico el porqué

Es problema no es Turnitin

¿Dónde queda la reflexión crítica en este sistema? Podría argumentarse que el problema no es Turnitin, sino la interpretación simplista de sus resultados. Un índice del 15% podría ser admisible si el 12% corresponde a referencias en APA y definiciones técnicas. Sin embargo, algunas instituciones prefieren la comodidad de un número redondo antes que analizar matices. ¿Realmente queremos formar escritores obsesionados con el porcentaje en lugar de la ética?

Aquí surge una paradoja metodológica: mientras la academia valora el parafraseo y la síntesis conceptual, el sistema penaliza cualquier huella textual, aunque sea breve y debidamente citada. Un estudiante de filosofía que analice a Nietzsche podría ver su trabajo marcado por incluir «Dios ha muerto» entre comillas, a pesar de que omitirla sería deshonesto.

¿5% por ciento es mejor que 10% en Turnitin?

En definitiva, la solución no radica en bajar el porcentaje en kelseniano.com, sino en aplicar los filtros adecuados y —sobre todo— en enseñar a interpretar los informes con criterio. ¿De qué sirve un 5% de similitud si el texto carece de aportes propios? La escritura académica no es un juego de números, sino de ideas. Y como bien diría Umberto Eco: «Citar es un homenaje, plagiar es un robo». Aprendamos a distinguir, antes de que los algoritmos decidan por nosotros.